St. Vincent (2014) por Theodore Melfi


Siempre he tenido la sensación de que el actor Bill Murray haya estado metido en el mismo papel durante toda su larga carrera cinematográfica. Un personaje que ha estado enfrascado en miles de situaciones diferentes y con un mismo resultado. Con una personalidad tosca rozando lo ruin, maleducado, antisocial, y hasta permitiéndose el lujo de poder sobrevivir muy bien de esa forma. Todo hasta que se encuentra con la norma de su zapato, el cual por alguna forma se quiere amoldar a la persona con el que congratula en alguna de las múltiples aventuras. Este es sin duda la clave del éxito que ha llegado a ir cosechando durante todo el periplo como actor, es decir: es el rostro del típico caradura, el cual vive debiendo mucho dinero a todo el mundo reduciéndose en varias y escasas reseñas. Pero que de alguna forma todo al final se arregla. Junto a él, está la actriz Melissa McCarthy en el papel de una mujer maltratada que tendrá que vivir entre el hospital, y al mismo tiempo cuidando de su hijo. Un crio que hará que la vida de Vincent cobre algo más de vida, o al menos algo más de color. 
En otras palabras, Vincent es un viejo mal humorado que pide un poco de ayuda para que la suerte le vuelva a sonreír, y de repente se encuentra con algo que nunca se podría llegar a esperar, alguien que le respete. 



St. Vincent es la tercera película del director Theodore Melfi, donde muestra a una sociedad de clase media, y baja. En un barrio donde la crisis lo ha devorado totalmente. No es una crítica al uso, pero tiene enfoques a través de sus personajes, los cuales están maltratados dentro de un sistema que no comprenden. Antes de terminar sino lo digo reviento. ¿Naomi Watts en el papel que le han puesto?... ver para creer...

Nota. - 5'5/10.

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