Rifkin's festival o el sueño sexual de una noche Donostiarra

El maestro Woody Allen vuelve a estrenar un film por año, después de que las productoras norteamericanas le dieran la espalda, por las denuncias de abusos sexuales hacia su hijastra Dylan Farrow. Encontrando un cobijo en las productoras y distribuidoras europeas, dónde hace un año, ya se pudo estrenar el esperadísimo film "Un día de lluvia en New York", el cual no ha llegado a ser estrenado, por desgracia del propio cineasta, en la Gran Manzana. Teniéndolo en un cajón de los archivos de la productora de Amazon, hasta que un juez se lo devolvió al propio Woody Allen por incumplimiento de contrato.
Como a todo el mundo del espectáculo, este año está siendo una verdadera pesadilla para todas las productoras mundiales, situación por la que me hace pensar que podría tener una nueva oportunidad el maestro Allen en los países dónde ha sido "vetado", si su nuevo film llega a recoger un notable éxito en las taquillas españolas, y en poco tiempo, las italianas. No me extrañaría que se suavizasen, y que de alguna forma volvieran a contar con los estrenos de sus films dentro de su querida ciudad, New York. Ya me suena lejano cuando se produjo el ataque terrorista a las Torres gemelas, saliendo en una gala el maestro Allen pidiendo que no dejasen de lado los escenarios de New York, por el miedo a ser un sitio totalmente inseguro. Hoy en día, pasea como un desconocido o mismamente como alguien indeseable. 

Con Rifkin's festival vuelve a tomar pulso, y aunque no sea ese film tan redondo con el que nos tiene en muchas ocasiones acostumbrados. Sí que lleva su seña de identidad. el cual está protagonizado por Wallace Shawn (Manhattan), en el papel de Mort Rifkin, antiguo profesor de cine, con su mujer Sue, interpretada por la actriz Gina Gershon (Cinco minaretes en Nueva York), Louis Garrel (Un oficial y un espía) como Philippe, la estrella de la edición del Zinemaldia, Elena Anaya (La piel que habitó) como la doctora Jo Rojas, como recurrentes encontramos al actor oscarizado Christoph Waltz (Malditos bastardos), o al actor Sergi Lopéz (El laberinto del Fauno).



El maestro Woody Allen nos lleva a un recorrido por esas películas que le hicieron lo que es hoy en día, enlazándolas con un guion que le falta bastante fuelle, y en algunos momentos muy previsible. No es la primera vez que ha enlazado clásicos dentro de sus films, entonando ese tono de blanco y negro en la pantalla para producir obras maestras como "La rosa purpura del Cairo", o "Sueños de un seductor", en esta última incidiendo en una de sus grandes fuentes creativas, Howard Hawks, reviviendo al mismo tiempo a uno de los grandes galanes del cine, Humphrey Bogart. 
Aunque Rifkin's festival queda muy lejos de esas grandes obras maestras. Con su nuevo film pasamos una hora y media con el colorido de la música de Fellini, la oscuridad de Bergman, la retrospectiva de Truffaut, o la acidez de Luis Buñuel. El film va más allá de una fantasía artesiana en su séptima formula del director, es más bien ese balcón que ilumina a todos los que en una noche de verano, casi otoñal sueñan con una nueva oportunidad para poder dar placer a sus deseos, ocultos, o nada indiscretos. Hasta aquí funciona a la perfección la película. 

El pero viene a la hora de confeccionar las relaciones de los protagonistas, el guion no está a la altura del maestro Allen, siendo este demasiado simple, demasiado previsible, con unas relaciones que sirven más para una ruptura, que para una nueva oportunidad a la propia vida amorosa de cada uno de ell@s. La publicista Sue con el cineasta Philippe, el cual sirve de excusa por salir de ese matrimonio, el cual hace tiempo empalizo, para convertirse en la rutina de dos personas que se miran, pero no se observan.  El propio Mort con la doctora Rojas en busca de dar más celos que crearse una oportunidad con su mujer, dentro de un viaje que, se supone que sirve para fortalecer un matrimonio semidestruido, para terminar, fortaleciendo esa misma destrucción. 

San Sebastián un enclave que va mucho más allá del cine:
El film muestra a la ciudad en todo su esplendor, pasando de ser la perla del Cantábrico a ser la perla de Europa. Si hay un fotograma con el que me quedo es con el que se despiden de la ciudad, en la imagen dónde sacan el paseo de la playa de la Concha, con un brillo mucho más superior al recogido. Pero San Sebastián no es famosa por su tiempo de sol, sino todo lo contrario, es una ciudad húmeda, y eso es algo que echo en falta en algunos de los compases de la película. La cual onoriza con el Jazz francés e italiano. 

Como profundo admirador a la obra de Woody Allen, espero poder seguir disfrutando de más films suyos, y que Rifkin's festival sea una nueva excusa para una continuidad. 

Nota: 6'5/10.

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