La tragedia de Macbeth Entre Shakespeare y Bergman se comen el brillo de Coen, en una gran ejercicio artístico, falto de identidad propia

Joel Coen se divorció "artísticamente" de su hermano Ethan y muestra un primer trabajo, como algo muy intimista, en el que da a entender la visión tan opuesta que tiene su hermano a la hora de encarar un proyecto. Pero, a sabiendas que Ethan, aunque hubiera anunciado a bombo y platillo su jubilación del mundo del Séptimo Arte. Ahora acaba de anunciar su regreso como director de cine. Lo que a mí me hace dudar que, ese divorcio fuera tan amistoso y que sus formas de trabajar ya se hacían lo demasiado visibles como para sacar un nuevo film adelante. 

¿Su separación artísticamente va a ser buena y productiva para los espectadores?
Yo creo que de forma inmediata sí, ya que de alguna forma el público va a ganar teniendo a dos grandes directores, pero a la larga vamos a ver como la perdida de la lucha entre la cordura y la locura, va hacer que se pierdan proyectos tan grandes, como el que podrían dar, si en realidad se encontrasen en el camino para poder hacer de nuevo grandes filmes cómo "Fargo", "O Brother, Where Art Thou?", "El gran Lebowski" o, "No es país para viejos". 

La tragedia de Macbeth tiene un gran problema, que es tan Shakespeare, que se come a bocados el apellido de Coen. Dentro de la tragedia la falta esa locura, que la convertiría en una tragicomedia, que los hermanos Coen saben impregnar, cuando lo saben hacer. Causa por el cual Joel sale perdiendo. Pero se estabiliza en la literatura clásica, por el cual siempre tuvo una seña de identidad y que exploró de alguna forma más rotunda en “O Brother, ¿Where Art Thou?", mezclando la Odisea con la época de los años de la depresión norteamericana. Siempre marcada por ese gran amplio abanico de sectas religiosas, el folk americano y el odio racial.



Para la recreación del film, Joe Coen se inspira en unos de los grandes pilares que hay dentro del Séptimo arte como es el maestro Ingmar Bergman. Esa visión de la muerte, como resalta el hecho de que, es ella la que en realidad es la que nos muestra el pasado, presente y futuro. Kathryn Hunter que dibuja una bruja transformada en tres cuervos diferentes, los cuales transmitirán a Macbeth un susurro que tendrá una victoria, una traición y la muerte. Aquí es dónde Denzel Washington sabe interpretar como nunca, al tener ya una experiencia en trabajos como "Fences". Dónde él se sabe desenvolver en un entramado teatralizado. El papel de Kathryn Hunter es uno de los personajes más definidos y, por lo tanto, una interpretación magistral. Por el cual también se hubiera merecido una nominación como actriz de reparto en la anterior gala de los premios de la academia.

Junto al oscarizado actor y la nombrada actriz Kathryn Hunter le siguen en el reparto, varios actores muy reconocibles dentro de los últimos trabajos de los Coen. Su mujer Frances McDormand, la cual en momentos no llega a recoger bien el papel y en momentos se la ve muy rígida. Digamos que, de alguna forma, ella tiene que lidiar con la locura del rey enfermo, para mostrar un aro de cordura ante un reino, que yace en una sucesión puesta en entredicha. Frances poco a poco va manejando mucho mejor el vocabulario Shaskepeare, hasta hacerse con una interpretación muy contundente, la cual va de menos a más. Tras haberle visto en films como "Braveheart" el actor irlandés Brendan Gleeson vuelve a mostrar su gran valor escénico al interpretar al Rey Duncan. 

Otro de los puntos fuertes del film está en como sabe hacer de la incertidumbre, en el telón neblineo que cubre en todo el momento ese fondo de pantalla. Es como si el estado mental de los personajes, dibujasen los tonos que hay en su alrededor, colocándolos como algo gris y sin sentido. Digamos que esto hace que detrás de ese fondo haya mucha más vida de lo que nos muestran. De lo que sus propios ojos, o de lo que ellos interpretan, pueden dar más de sí.

En definitiva, Joel David Coen no ha madurado, sino más bien a procesado todo aquello que él estudió, o más o menos interpeló como tenía que ser el cine. Si este trabajo lo trasladásemos al cómic podríamos decir que sería comparable al Genesis de Robert Crumb. Esperaba algo que al abrirlo no lo encontré. Su fiel interpretación. Tiene todo para poder decir que es una gran obra y calidad no la falta; pero no es lo que yo buscaba, por lo que se puede dejar entre medias tintas...

Nota: 6'5/10.

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