"Flow, un mundo que salvar", ganadora del Óscar a la Mejor Película de Animación, en exclusiva en Filmin


Nota de prensa:

El próximo 16 de mayo Filmin estrena en exclusiva una película ganadora del Óscar. Se trata del gran éxito del año en el cine de animación: “Flow, un mundo que salvar”. Es el segundo largometraje del director letón Gints Zilbalodis ("Away") y tuvo su estreno mundial en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. Desde entonces se ha hecho con múltiples premios, entre ellos el Globo de Oro y el Óscar a la Mejor Película de Animación. También estuvo nominada al Óscar a la Mejor Película Internacional.



Estos reconocimientos han logrado poner en el foco mediático al cine letón. Tanto es así que Zilbalodis ha sido nombrado Ciudadano del año 2024 por su ciudad natal, Riga, donde han inaugurado una escultura del personaje protagonista del film, un gato que se encuentra en un mundo cubierto de agua donde la raza humana parece haber desaparecido. En la búsqueda de refugio, se une a un barco con animales de otras especies. Pero llevarse bien con ellos resulta ser un reto aún mayor que superar su miedo al agua. Todos tendrán que aprender a superar sus diferencias y adaptarse a este nuevo mundo en el que se encuentran. 


Agua y silencio



El punto de partida de esta historia fue uno de los primeros cortometrajes del director “Aqua” (2012), sobre un gato que le tiene miedo al agua. “Echando la vista atrás, me pareció que Aqua tenía unas cualidades particulares y una energía que me costó encontrar en mis siguientes cortometrajes, aunque fueran mejores a nivel técnico. Unos años más tarde, cuando buscaba una nueva idea para un proyecto de largometraje, decidí transponerlo añadiendo temas relacionados con nuestra sociedad”, explica Zilbalodis.


Una de las peculiaridades de “Flow” es el silencio. El director  reivindica los momentos tranquilos en las películas de animación “porque proporcionan un cambio de ritmo y renuevan el interés cuando empieza una escena de acción. Imagino que en otras películas se multiplican los intercambios de chistes para entretener a los niños, pero estoy convencido de que los jóvenes espectadores también pueden disfrutar de una película sin diálogos si es espectacular”. Y “Flow” sin duda entra en esta categoría.  “Necesitábamos confiar en que el público no se aburriría”, añade. 


La impresionante trayectoria de Gints Zilbalodis



El director de “Flow” es completamente autodidacta. Ha aprendido a animar y a componer bandas sonoras a base de ver vídeos en YouTube, sin tener conocimientos previos de software y sin saber tocar ningún instrumento. Empezó desarrollando cortometrajes pequeños en su etapa del instituto y optó por no ir a la universidad y seguir creando por su cuenta. ¿El motivo? Es introvertido; “Tenía miedo al diálogo y a trabajar con actores. Con la animación podía evitar eso y simplemente contar historias con imágenes y sonidos”. La prueba de este carácter peculiar fue su reacción al saber que había sido nominado a dos Óscars, comiendo tranquilamente una manzana con su perro al lado, o su curiosa celebración del Óscar: irse a cenar al In-n-Out.


Esta es la primera vez que no trabaja en solitario y cuenta con un equipo de profesionales. Tras cinco años y medio de desarrollo, cuenta que la transición ha sido complicada pero que ha tenido una suerte inmensa con su equipo: “Cuando trabajaba solo, simplemente tenía una idea y la hacía. Esta vez, esas ideas fueron cuestionadas, lo cual puede ser genial”. Zilbalodis admite que en realidad él es más una persona de perros que de gatos, aunque esto se debe únicamente a que, en el fondo, dice que él mismo se siente como un gato.


¿Cómo lo han hecho?



Lo más impactante de “Flow” es lo precisas que son las animaciones de los animales. Aquí van algunas curiosidades sobre el proceso de creación:


No querían que los animales actuaran como humanos para que así el espectador pudiera empatizar con ellos. “Si el gato se comporta como un imbécil, lo perdonamos fácilmente. No seríamos tan indulgentes si se tratara de un personaje humano”, explica.

Para clavar los movimientos del gato se basaron en una extensísima biblioteca de vídeos de gatos online y, para comprobar cómo se desenvolverían en el agua, visitaron el zoo para ver a un tigre nadar.

No hay captura de movimiento, todo está animado a mano. Incluso cuando el gato maneja el barco los movimientos son lo más precisos posibles, imaginando cómo sería si esto ocurriera de verdad, sin rasgos antropomorfos.

Todos los sonidos son de animales reales, no de humanos. En el caso de los perros, intentaron conseguir ladridos de la misma raza para que el sonido fuese lo más verídico posible: el shiba inu fue hecho por un shiba inu, el retriever por un retriever. 

La capibara fue algo más compleja: “El diseñador de sonido fue al zoo y tuvo que hacerle cosquillas en la tripa a la capibara para que hiciera algún ruido. El sonido que salió fue un chillido agudo, como el de un chihuahua, que no encajaba con la personalidad de nuestro personaje. Al final, nos decidimos por la voz de una cría de camello. El cine está lleno de ilusiones, pero a veces las ilusiones se sienten más reales que la realidad”, desvela Zilbalodis.




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