El 22 de julio llega a Filmin la miniserie "El caso de Ruth Ellis", con Lucy Boynton ("Bohemian Rhapsody") a la cabeza


Nota de prensa:

El martes 22 de julio Filmin estrena “El caso de Ruth Ellis”, la miniserie británica inspirada en el controvertido caso real de la última mujer ejecutada en Reino Unido. La serie está protagonizada por la reputada actriz Lucy Boynton ("Bohemian Rhapsody", "Sing Street"), que encarna a Ruth Ellis; escrita por Kelly Jones (“Crimen en el paraíso”) y dirigida por Lee Haven Jones ("Shetland", "Vera"). "El caso Ruth Ellis" se apoya en el libro “A Fine Day for Hanging: The Real Ruth Ellis Story”, de Carol Ann Lee, una investigación profunda sobre el caso.



La historia transcurre en 1955, en el glamuroso y embriagador mundo de los clubes londinenses. Ruth Ellis alcanzó la fama a los 28 años como la gerente de club más joven de la capital. Pero su éxito pronto se desvaneció al verse envuelta en una relación abusiva con el piloto de carreras David Blakely. Enjuiciada por su asesinato, Ruth fue condenada a muerte por un sistema que la juzgó por mucho más que su crimen.


Ruth Ellis, la mujer detrás del mito


Ruth Ellis nació en 1926 en Rhyl, Gales, en una familia de clase trabajadora profundamente marcada por la inestabilidad. Su padre, un músico frustrado y alcohólico, dictaba las normas en su casa, mientras que su madre, una refugiada belga, vivía atrapada en una relación abusiva. Desde muy joven, Ruth experimentó la violencia dentro y fuera del entorno familiar, lo que la obligó a abandonar los estudios a los 14 años y comenzar a trabajar como camarera. A principios de los años 50, se instaló en Londres, donde logró convertirse en la mujer más joven gerente de un club nocturno, una hazaña inédita para la época. Este cargo le permitió cierta independencia económica, pero también la expuso a entornos dominados por hombres poderosos y, a menudo, violentos.


A los 17 años dio a luz a su primer hijo, cuyo padre fue un soldado canadiense que la abandonó. Posteriormente se casó con George Ellis, un dentista alcohólico y celoso con quien tuvo un segundo hijo, Andy. La relación fue breve pero profundamente destructiva, marcada por el maltrato físico y emocional, y terminó en divorcio. Más tarde conoció a David Blakely, un joven aristócrata piloto de carreras, cuya inestabilidad emocional y violencia la impactaron hasta llevarle a cometer un asesinato. Este es el contexto en el que Ruth Ellis vivió y que no se escuchó en el tribunal. La juzgaron por mucho más que un homicidio en una sociedad que no tenía piedad por mujeres como ella. 

 

¿Por qué fue un caso tan relevante?


El caso de Ruth Ellis trascendió lo mediático y se convirtió en un símbolo del machismo institucional y de la insensibilidad legal hacia la salud mental femenina que dio pie a unas importantes reformas legislativas.


Durante su juicio en 1955, se llamó a un psiquiatra para determinar si Ruth estaba en pleno uso de sus facultades mentales. El psiquiatra habló de “la histeria de las mujeres”, en un intento de deslegitimar su testimonio y patologizar su conducta, reflejo de las ideas misóginas predominantes en la sociedad y la medicina de la época. 


La sentencia a muerte de Ruth Ellis generó una importante reacción en la opinión pública, que comenzó a cuestionar hasta qué punto las mujeres y las personas de clases bajas eran protegidas o comprendidas por el sistema. La falta de reconocimiento de los abusos y traumas sufridos por Ruth, sumado a la crudeza del castigo, catalizó una oleada de presión social. La consecuencia directa fue la aprobación en 1957 de la Diminished Responsibility Law (Ley de Responsabilidad Atenuada) como parte de la reforma de la Ley de Homicidio del Reino Unido. Esta ley introdujo, por primera vez, la posibilidad de que el estado mental del acusado fuera considerado como atenuante en casos de asesinato, permitiendo sentencias más justas en circunstancias de abuso, enfermedad mental o sufrimiento psicológico intenso, en las que el tribunal podría reducir la condena de asesinato a homicidio involuntario si se probaba que el acusado sufría una “capacidad mental disminuida” en el momento del delito. Esta innovación legal se considera paso fundamental hacia la abolición de la pena de muerte en 1965 y sentó precedente en materia de derechos de las mujeres y justicia penal británica.




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