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Diva futura trata de como Riccardo Schicchi quiso hacer de la desnudez un arte, trayendo a la fama a actrices porno como Moana Pozzi o a Ilona Staller Cicciolin entre otras figuras del mundo de la pornografía.
La directora Giulia Steigerwalt hace un homenaje al cine pornográfico a través de una mirada crítica hacia el propio protagonista Riccardo Schicchi, el cual podría ejercer como el verdadero antagonista del film. Donde todos los males de las actrices salían casualmente de su despacho; aunque el no fuera el artificie de ellos. Descrito de una forma muy calculadora sabe cómo llegar a llevar un negocio que, aunque fuera ilícito, en un principio las autoridades miraban hacia otro lado.
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Es cierto que podría poner un punto de vista mucho más cercano a lo que realmente hacía el propio Schicchi. El uso del cuerpo femenino como caja de recaudar dinero. Aun así, la propia crítica va cayendo en cada una de sus propias decisiones, las cuales exponían demasiado el cuerpo de las mujeres, que, iban en busca de fortuna y una vida que de otra forma nunca hubieran llegado a conseguirla. Alimentadas por los sueños de él. Giulia Steigerwalt no se regocija en cada escena, pero sí que llega a poner un punto de inflexión donde la duda no tendría que tener una cabida.
Diva futura te lleva a la realidad de la empresa, no te pone tapujos y en ese sentido es muy directa a la hora de tratar los temas más delicados. Con momentos demasiado explícitos y no estoy hablando de cuando las actrices tenían sexo. Te muestra más bien como estaban totalmente desprotegidas por una farándula de proxenetas que prometían cosas que no podrían llegar a cumplir. O que en muchos de los casos no querían llegar a cumplir.
En sí es un film que va a medio gas, con mucha retorica, la cual hace que sea un film que no tenga tanto peso en todo el omento, eso sí, es una trama muy hilada, la cual no deja cabos sueltos en sí.
Nota: 6/10.
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