"The End", el musical apocalíptico con Tilda Swinton, llega a Filmin el 12 de septiembre


Nota de prensa:

"The End" llegará a Filmin el próximo viernes 12 de septiembre, tras su estreno en cines el pasado 25 de abril bajo la distribución de Avalon. La nueva película de Joshua Oppenheimer, director dos veces nominado al Óscar por "The Act of Killing" (2014) y "La mirada del silencio" (2016), marca su debut en la ficción con un ambicioso musical post-apocalíptico que tuvo su estreno mundial en el prestigioso Festival de Telluride. Posteriormente, compitió por la Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en 2024.



La película, protagonizada por Tilda Swinton, Michael Shannon, George MacKay y Moses Ingram, narra la historia de una familia adinerada que vive en un lujoso búnker subterráneo dos décadas después del fin del mundo. Cuando una joven extraña llega a la entrada de su refugio, la aparente armonía familiar se ve amenazada, obligando al hijo de 20 años —que nunca ha visto el mundo exterior— a cuestionar su existencia aparentemente perfecta. 


El radical salto creativo de Joshua Oppenheimer


Joshua Oppenheimer ha protagonizado uno de los cambios de registro más radicales del cine contemporáneo al pasar de sus demoledores documentales sobre el genocidio indonesio a "The End", un musical post-apocalíptico. Oppenheimer explica que este aparente salto creativo responde a una continuidad temática profunda: explorar cómo los seres humanos construyen narrativas para eludir la culpa y el autoengaño. El proyecto nació cuando el director, que no podía volver a Indonesia a prolongar su obra documental por motivos de seguridad, empezó a preguntarse cómo vivirían los magnates responsables de grandes crímenes refugiados en un búnker tras el apocalipsis: “Conocí a una familia en particular, magnates del petróleo, con gran poder sobre la política y responsables de graves crímenes violentos, que estaba


La inspiración definitiva llegó tras visitar ese búnker y, en paralelo, volver a ver "Los paraguas de Cherburgo", de Jacques Demy. Oppenheimer vio en el género musical la forma ideal de explorar el autoengaño colectivo: “El musical es el género de las falsas esperanzas, del optimismo sin fundamento, del delirio camuflado bajo una capa de sentimentalismo... un género sobre cómo contamos historias para escondernos de nosotros mismos”.


Trece canciones para el apocalipsis


"The End" cuenta con 13 canciones originales compuestas por Josh Schmidt, reconocido compositor con más de 250 créditos en Broadway y Off-Broadway, en colaboración con Joshua Oppenheimer como letrista. El proceso creativo se desarrolló durante ocho meses de trabajo conjunto, en los que "yo le escribía un fragmento de la letra de las canciones y, nunca supe como obraba el milagro, él volvía pocas horas después con alguna pieza musical compleja y hermosa", explica Oppenheimer. Marius de Vries, productor musical de "La La Land", "Moulin Rouge" y "Annette", ejerció como productor ejecutivo musical.


La clave del impacto emocional de la banda sonora reside en su aparente contradicción: crear belleza musical para narrar la devastación. "La música debía ser conmovedoramente hermosa, pegadiza y serena aunque fuera todo mentira", explica Oppenheimer. Schmidt añade que su referencia principal fueron "los musicales de la edad dorada de Hollywood. La música de la época está cargada de una inmensa cantidad de esperanza. Es un poco ingenua, quizá, algo inocente".


Los retos vocales de un reparto sin experiencia musical


Tilda Swinton, Michael Shannon y George MacKay se enfrentaron al desafío de protagonizar su primer musical cinematográfico en "The End", un reto que requirió meses de preparación vocal intensiva. Ninguno de los tres actores principales contaba con experiencia previa cantando en el cine, lo que convirtió el proyecto en "una experiencia que nos sacó a todos de nuestra zona de confort", según reconoce Oppenheimer. 


La decisión de grabar las canciones en directo durante el rodaje añadió complejidad técnica y emocional al proceso. "Casi todas las canciones se grabaron en directo en el set. Los actores tenían un diminuto pinganillo para ir escuchando el acompañamiento del piano", explica el compositor Josh Schmidt. En palabras del crítico argentino Diego Lerer: "Los actores no se caracterizan por cantar especialmente bien –afinan, no son malos, pero están siempre al borde de caerse a un precipicio vocal", una fragilidad deliberada que Oppenheimer consideraba esencial para el tono de la película. 



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