El éxito de la BBC "La sangre helada", un thriller glacial con reparto de lujo, llega a Filmin el 4 de noviembre
Nota de prensa:
El 4 de noviembre Filmin estrena “La sangre helada”, una miniserie de seis episodios escrita y dirigida por Andrew Haigh ("45 años", "Desconocidos") y coproducida por la BBC. La historia se basa en la novela homónima de Ian McGuire (editada en España por Roca Editorial). El reparto está liderado por actores de la talla de Colin Farrell (“Langosta”), Jack O'Connell (“Skins”) y Stephen Graham (“Hierve”).
Inglaterra, año 1859. Patrick Sumner (O'Connell), un ex cirujano del ejército caído en desgracia, se inscribe como médico de un barco que realizará una expedición ballenera al Ártico. A bordo se encuentra con Henry Drax (“Colin Farrell”), el arponero, un brutal asesino cuya amoralidad ha sido moldeada para adaptarse a la dureza de su mundo. Tenía la esperanza de escapar de los horrores de su pasado, pero Sumner se encuentra con un viaje desafortunado y un peligroso psicópata criminal. En busca de la redención, su historia se convierte en una dura lucha por la supervivencia en el inclemente Ártico.
Revisitar la masculinidad
“La sangre helada” es una serie que pone el peso en los personajes, hombres rudos de clase obrera conviviendo en circunstancias extremas para trabajar en un oficio brutal y sangriento e imponer su dominancia. Haigh explica que “no se puede contar una historia como esta sin explorar la masculinidad. Esta no es una historia sobre hombres británicos de clase alta en barcos. Este es un barco de trabajo con hombres de clase obrera. Estos hombres van a matar ballenas para ganar dinero, para dejar atrás el llamado mundo civilizado y adentrarse en los páramos del Ártico en busca de su propósito. Me resulta fascinante, como una especie de polvorín de masculinidad”.
Explorar este concepto con convenciones tan arcaicas exige llevarlo a sus últimas consecuencias, en un caldo de cultivo de testosterona y armas, hasta que se le da la vuelta del todo. Sobre la dinámica entre Sumner y Drax, el director ve esta situación revertida: “Es casi como si hubiera una especie de historia de amor extraña y retorcida entre ellos. Así es como yo lo veo, al menos. No es necesariamente sexual, pero sí existe una atracción”.
Sin efectos especiales
Haigh no dudó en que esta historia tenía que ser auténtica para encapsular la esencia de la historia, movida por las condiciones extremas del espacio. Es por eso que no quiso rodar en un plató o valerse de efectos especiales para conseguir el efecto; él y todo el equipo pusieron rumbo a los parajes del Ártico, en el archipiélago de Svalbard, en Noruega. Admite que al principio dudó de su decisión, tuvo miedo de haber comprometido la producción o a su equipo por arriesgarse a emprender esta descabellada aventura: “Estábamos hasta 81 grados norte, a 24 horas de tierra en algunos momentos, atrapados en el hielo marino. No fue una experiencia fácil. Estaba aterrorizado. Creo que todos lo estábamos. Ninguno sabíamos realmente qué esperar”.
Finalmente, el resultado fue una camaradería especial que se formó al convivir en espacios tan reducidos en un paraje inhóspito que se pudo apreciar en la pantalla. Y también tuvo sus recompensas, como cuenta el director: “Te sientes muy privilegiado de estar en ese entorno. Salías a la cubierta y veías una familia de osos polares cruzando el hielo, eso no sucede todos los días. Y supongo que me gustan los desafíos; sabía que sería difícil, y eso aporta una energía especial a lo que estás filmando”.
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